Apenas tenía 17 años cuando Mario Bautista comenzó a cultivar un hobby que más tarde se convertiría en el eje central de su vida artística y personal: las redes sociales. Hoy, a sus 28, es un influencer muy reconocido tanto en México como en el mundo. Este año se presentó por primera vez en el Festival Tecate Pa’l Norte 2024 y, además, está por sacar su nuevo disco; razones suficientes para tener impacientes y emocionados a sus más de ocho millones de seguidores entre Instagram y TikTok. Pero, ¿cómo nace una estrella de las redes sociales de la magnitud de Bautista?
Mario y sus inicios
Todo dio inicio en 2013, cuando Mario sintió curiosidad por subir contenido a Vine, la extinta red social de videos de seis segundos. Lo que comenzó como un simple pasatiempo que compartía con sus amigos, poco a poco fue tomando importancia. “Hacíamos videos cortos de lo que fuera, no nos importaba demasiado el contenido, tampoco si pegaba o no, era simplemente para divertirnos”, recuerda.
Pero la vida le tenía preparadas algunas sorpresas. Casi sin darse cuenta, empezó a volverse muy popular gracias a la red social, al punto que la gente comenzó a reconocerlo en la calle. “Recuerdo que un día iba caminando por el centro comercial cuando una persona se me acercó y me dijo: ‘¡Ey, Marío! ¿Me puedo tomar una foto contigo?’. En ese momento pensé: ‘¿En serio esto está pasando?’. Lo único que se me ocurrió fue preguntarle por qué quería una foto conmigo y su respuesta fue: ‘¡Porque me gusta tu contenido!’. Nos tomamos la foto, una para ella y otra para mí, porque también tenía que inmortalizar ese instante”, comparte entre risas con GQ México y Latinoamérica.
Fue en ese momento cuando algo se detonó en el interior de Bautista: “Me di cuenta de que ‘un tren no pasa dos veces’ y que debía aprovechar esta popularidad para comenzar con lo que siempre había querido hacer: la música”. Para Mario era casi natural pensar en dedicarse a la cuestión musical, pues lleva las artes corriendo por sus venas: su padre, Carlos Daniel Bautista, se dedicó mucho tiempo a ser promotor artístico; su madre, Gloria Gil, fue cantante y su prima es una de las estrellas pop más relevantes de la década de los 90, Fey.
“Después de que fui consciente de que gozaba de cierta popularidad, sentí que era momento de formar mi equipo, pero no estaba preparado al cien, así que comencé a trabajar con diferentes personas. Una noche, mientras tocaba como DJ en una fiesta, mi hermano mayor me llamó por teléfono para decirme que quería presentarme a unos amigos que tenían un estudio de grabación. Pedí un taxi, fui a conocerlos y comenzamos a grabar”. Fue así como nació “Ven a bailar”, su primer hit musical. El resto es una historia que ha ido contándose capítulo por capítulo con otros éxitos como “Baby Girl”, “Cabrón yo puedo”, “Brindo” —uno de sus temas más íntimos y que surgió en un momento de reajustes e incertidumbre— y su sencillo, “Anónimo”, en colaboración con Karol Sevilla, con quien tiene una relación muy especial: “La pasamos increíble, nos reímos, disfrutamos el tiempo juntos, sin ataduras ni presiones. Tenemos mucha química y nos encanta cómo ha reaccionado la gente con nuestra canción. Ha sido una locura”, acota el cantante.
La fórmula para una carrera exitosa
Mario Bautista es de los que cree y confía en la energía de las personas y en el mindfulness. Además, tiene muy presente la cultura mexicana, algo que busca reflejar en diferentes elementos de su día a día, como sus tatuajes. “Llevó en mi piel tres serpientes, mi animal guardián según la cultura maya. Me encantan y el proceso que tienen para cambiar de piel me parece mágico. De alguna manera me identifico con ellas, pues siempre busco la transformación, la evolución y el renacer. Tengo dos serpientes tatuadas en las muñecas, porque con las manos creamos. Elegí esa zona para que las cuiden y las guíen. La otra la llevo en el centro del pecho, en un Santo Grial que me hice después de lanzar mi canción ‘Brindo’. Este tatuaje surgió en un momento en el que me sentía muy pleno, feliz y agradecido, ya que justo antes había pasado días muy complicados. Así que me tatué el Santo Grial para conectar con la abundancia y la plenitud desde mi centro”, revela.
Quizás esa serenidad y madurez lo han guiado a tomar decisiones firmes que lo han encumbrado no sólo en el ámbito musical, sino que, cual serpiente cambiando de piel, también lo han llevado a formar parte de proyectos del tamaño de Miss Universo o el popular programa de televisión ¿Quién es la máscara? Pero esto apenas va despegando, pues el propio Mario confiesa que tiene sueños muy grandes: “Me gustaría colaborar con estrellas internacionales como Bruno Mars, se me hace un idolazo. También me encantaría trabajar con Justin Bieber, Justin Timberlake, Chris Brown y Lady Gaga. A ella tuve la oportunidad de entrevistarla cuando estaba presentando la película A Star Is Born y además de ser una experiencia increíble me dio un gran consejo para mi carrera: ‘Regla número uno, no te rindas, sé persistente; y regla número dos, hazle caso a la regla número’. Sus palabras me volaron la cabeza”.
Es un consejo que ha seguido al pie de la letra. Para muestra, su nuevo disco, Eureka, en el que sigue explorando géneros musicales, como el regional mexicano– que actualmente es un género que esta rompiendo las barreras internacionales y uno de los grandes representantes es Carín León–, y que le ha permitido estar en contacto con su lado más espiritual. “Voy a seguir haciendo reguetón y house porque me gustan. Me encanta la fiesta y celebrar los logros y la vida; pero el legado que quiero dejar como músico son letras que le aporten algo a la humanidad, y el regional mexicano me ha permitido expresar esa parte de mí que necesitaba salir”.
