Los retiros psicodélicos se están volviendo el objeto de interés de muchos, he aquí la razón.
En un pueblo de montaña a unas tres horas de la Ciudad de México, me senté en el suelo de una palapa con techo de paja, envuelta en mantas, mientras una facilitadora (investigadora y curandera) entonaba cánticos relajantes. Unas horas antes, había declarado mi intención para nuestro viaje con ayahuasca: quiero vivir una vida grande, significativa y llena de impacto, y estoy dispuesta a soltar todo lo que no sirva a esa visión. Al final de la ceremonia, en la que tomé unas tres tazas del brebaje durante las seis horas que transcurrieron entre la puesta del sol y el amanecer, el mensaje que recibí fue que la vida no tiene sentido, que bien podría hacer lo que quisiera mientras estuviera aquí.
Decir que aquello me confundió y desanimó un poco sería quedarse corto. Pero ocho meses más tarde, en una ceremonia centrada en una sustancia diferente —5-meO-DMT, mejor conocida como bufo, una sustancia derivada de las glándulas parotoides del sapo Bufo Alvarius y ampliamente considerada como el psicodélico más potente del mundo— en Tandava Retreats, en Tepotzlán, Morelos, recibí la otra mitad de ese mensaje. A través de lo que sólo puede describirse como una muerte total del ego, salí de la ceremonia de una hora con lo que sentí como una iluminación temporal: Que a todos se nos da esta oportunidad de ser humanos una sola vez, y que nacemos del mismo lugar y volveremos a ese lugar. Aunque no podamos racionalizar el sentido de la vida, deberíamos vivirla al máximo.
Según los expertos, no soy la única que se interesa por los retiros psicodélicos. Tommaso Barba —un doctorando del Imperial College que ha recogido datos de encuestas entre personas que han participado en retiros y ceremonias psicodélicas— afirma que los retiros psicodélicos son cada vez más populares. ¿Por qué ahora? Porque cada vez hay más estudios sobre los beneficios terapéuticos de los compuestos psicodélicos ilegales desde hace mucho tiempo, lo que hace que su uso terapéutico esté menos estigmatizado por primera vez.
“Para la mayoría de los participantes, los psicodélicos no son accesibles donde viven, lo que hace que los retiros psicodélicos resulten tentadores, especialmente en países donde cada sustancia es legal o funciona en una zona gris”, afirma Barba.
Según su investigación, los retiros psicodélicos más populares son las experiencias con psilocibina (seta alucinógena), que se ofrecen en Sudamérica y los Países Bajos, donde la droga es legal; las ceremonias con ayahuasca (planta que contiene el potente psicoactivo DMT) en Sudamérica, donde se considera una medicina indígena; y el bufo en México, donde la sustancia puede consumirse (por ahora, no hay países donde sean legales los retiros terapéuticos asistidos con LSD y MDMA, pero según MAPS, la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos sin ánimo de lucro, eso podría cambiar pronto).
Esto es lo que los viajeros que se inician en el mundo psicodélico pueden esperar de una ceremonia o retiro con cada compuesto. Los viajeros que emprendan estas experiencias deben informarse bien y hacerlo sólo con un experto o una empresa de retiros en la que confíen. El viaje variará en función del lugar al que se vaya y de a quién se elija como guía.
Setas (Psilocibina)
Ciertos tipos de setas contienen psilocibina, una sustancia química psicoactiva natural que se encuentra en varias especies de hongos que crecen sobre todo en América. Aunque el uso de las setas para alterar la conciencia, invocar la curación y participar en ceremonias religiosas y espirituales se extiende por todo el mundo y se remonta a miles de años —sobre todo en culturas precolombinas como la maya, azteca, olmeca, mazateca y zapoteca—, ahora también se está estudiando y utilizando de forma más científica y terapéutica. Según el International Journal of Medicinal Mushrooms, la psilocibina es una de las plantas medicinales más financiadas e investigadas.
Las ceremonias tradicionales de psilocibina en México, que suelen ofrecerse en pequeñas comunidades como una modalidad de sanación autorreflexiva e introspectiva, comienzan con un temazcal o ceremonia de sudoración que se remonta a las civilizaciones mesoamericanas. Luego, se guía a los participantes a una zona al aire libre, normalmente alrededor de una hoguera, para comer los hongos psicodélicos en su forma cruda. El modo de consumo varía en todo el mundo; por ejemplo, durante las ceremonias de Beckley Retreats en Jamaica, la psilocibina se consume a través de un té de jengibre y limón. Los facilitadores tocan música en vivo durante toda la experiencia, que suele durar unas seis horas.
Bufo (5-meO-DMT)
Derivado de las glándulas parotoides del sapo del desierto de Sonora —también conocido como sapo Bufo Alvarius o sapo del río Colorado—, el compuesto 5-MeO-DMT, también conocido como bufo, es un potente psicodélico. Aunque muchos practicantes creen que lo mejor es tomar la secreción directamente de los sapos, esta práctica puede dañar al anfibio, provocándole a menudo la muerte. Esto, combinado con el hecho de que los cárteles de la droga han sido vinculados a la recolección ilegal y poco ética del sapo para obtener la sustancia, ha llevado a la re-popularización del bufo sintético, una alternativa más segura y ética que permite a los practicantes medir adecuadamente las dosis.
Ampliamente considerada como el psicodélico más potente del mundo, la experiencia del 5-MeO-DMT es singular en sus efectos. No se sabe que produzca efectos visuales como otros psicodélicos, como la psilocibina, la ayahuasca o el peyote. En cambio, el bufo es conocido por un efecto de disolución completa, también conocido como inefabilidad, en el que el participante se olvida de que es humano, o incluso de que tiene un cuerpo o conciencia humanos. Los participantes suelen marcharse con la sensación de una profunda interconexión entre ellos y el universo, como si todo fuera nada y nada fuera todo.
Peyote o San Pedro (Mescalina)
Tradicionalmente consumido en ceremonias religiosas por las comunidades indígenas de las llanuras desérticas del norte de México y el suroeste de Estados Unidos, el peyote es un cactus circular que contiene el alcaloide alucinógeno mescalina. Es la medicina sacramental de la Iglesia Nativa Americana, y fue relegalizado por la ley federal en 1994 como enmienda a la Ley de Libertad Religiosa de los Indios Americanos de 1978.
La parte superior del cactus contiene botones, que se consumen frescos o secos, a menudo se fuman como el tabaco o se convierten en un polvo que puede consumirse como té. El cactus de San Pedro, utilizado desde hace miles de años por las comunidades andinas del norte de Perú, también contiene mescalina y puede consumirse con fines medicinales similares o de sanación espiritual.
Considerada la más suave de las experiencias con plantas medicinales, el peyote provoca efectos visuales de una manera más suave y menos confrontativa que la ayahuasca y la psilocibina. Las ceremonias suelen seguir protocolos similares a los de la ayahuasca y la psilocibina y a menudo se realizan al aire libre, en la naturaleza y alrededor de una hoguera.
Los participantes se someten a una serie de ritos de limpieza antes de iniciar su viaje con el peyote, y se les suelen dar unas tres oportunidades para consumir más si lo desean. Aunque la mayoría de las ceremonias con peyote se celebran dentro de grupos comunitarios cerrados, hay algunas experiencias de retiro disponibles con la comunidad wixarika. Durante una peregrinación de 10 días, se invita a los participantes a la tierra sagrada del pueblo wixarika (o huichol), en el desierto de Wirikuta, al norte de México, donde participan en la recolección de la medicina y la preparan para su uso antes de que comiencen los ritos ceremoniales.
Ayahuasca (DMT)
La ayahuasca suele elaborarse a partir de la combinación de dos o más plantas que históricamente han crecido en abundancia en la selva amazónica y que pueden cultivarse en climas similares de todo el mundo: la liana de la ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y la hoja de la chacruna (Psychotria viridis), que contiene la potente sustancia psicoactiva DMT (N,N-dimetiltriptamina). La mezcla se prepara en un brebaje, a menudo consumido en forma de té, que induce estados alterados de conciencia. La palabra ayahuasca procede del quechua de Perú y se traduce como “vid del alma” o “vid de los espíritus”.
La mayoría de las ceremonias tienen lugar en una maloca, una estructura de madera con techo de paja, y pueden ser desde eventos de una noche hasta dietas de varios días. Suelen comenzar al atardecer y terminar a la mañana siguiente, antes del amanecer, y duran entre cinco y seis horas. Los participantes acostumbran a beber unas tres tazas de ayahuasca —cada una del tamaño de un café expreso— a lo largo de la noche mientras los chamanes y los ancianos curanderos cantan icaros, u oraciones a través de melodías, para facilitar una sensación de calma y tranquilidad.
Aunque cada experiencia con ayahuasca es diferente, se sabe que la mayoría provocan intensos efectos visuales, y muchos participantes afirman que les pareció viajar en el tiempo, a través de eras y linajes, para encontrarse con sus antepasados. También hay reacciones corporales intensas: llantos, gritos y purgas.
Artículo publicado originalmente en Condé Nast Traveler.
